CONSUMO DE SUSTANCIAS PSICOACTIVAS

Finalmente, invita a integrar y complementar esfuerzos, pues con ello también se podría sistematizar la experiencia, aprender de ella y validar los caminos previamente recorridos. Este documento de gran valor fue construido bajo el liderazgo del Ministerio de la Protección Social y con la participación activa por parte de la Comisión Nacional de Reducción de la Demanda y de los actores organismos como las Naciones Unidas. Actualmente en Colombia, la problemática de consumo de Sustancias Psicoactivas ha aumentado considerablemente. Según el estudio Nacional de consumo de sustancias psicoactivas en Colombia 2008, los niños y adolescentes entre los 12 y los 17 años tiene una prevalencia de consumo de 3,4% de drogas ilícitas (110 mil adolescentes) y 20% de alcohol (660 mil adolescentes) en el último año.El estudio encontró que la edad de inicio es a partir de los 12 años. Por otra parte, las mayores cifras se concentran entre los hombres y entre los adolescentes. En efecto, de los 250 mil clasificados en abuso o dependiente, 200 mil son hombres y 50 mil son mujeres, y dentro de esa población 54.285 son adolescentes. Cifras que reflejan parte de una realidad sobre el consumo de Sustancias psicoactivas en Colombia, y además un reflejo de la población vulnerada y de riesgo. Por otra parte, demuestran la amplitud de la problemática y una noción de su impacto en el futuro. Cifras que reflejan parte de una realidad sobre el consumo de Sustancias psicoactivas en Colombia, y además un reflejo de la población vulnerada y de riesgo. Por otra parte, demuestran la amplitud de la problemática y una noción de su impacto en el futuro. Cifras que reflejan parte de una realidad sobre el consumo de Sustancias psicoactivas en Colombia, y además un reflejo de la población vulnerada y de riesgo. Por otra parte, demuestran la amplitud de la problemática y una noción de su impacto en el futuro.
El Instituto Colombiano de Bienestar Familiar suscribe las directrices para atender a los niños, niñas y adolescentes en situación de consumo de Sustancias Psicoactivas y que además necesitan el restablecimiento de sus derechos. Dentro de la Política de reducción se considera que: “el consumo, el abuso y la dependencia no son exclusivos de un grupo social, sí suelen impactar más notoriamente a aquel que cuenta con menos recursos y medios para defenderse, responder y reponerse”. Agregando que: “Las dinámicas actuales del consumo demandan respuestas efectivas, basadas en el conocimiento de la realidad y los grupos, en la evidencia de investigación y en la evaluación sistemática, en el trabajo participativo, y en la articulación de acciones planeadas e implementadas con mínimos de calidad”.
Según la Organización Mundial de la Salud se conoce como sustancias psicoactivas aquellas sustancias que, cuando se consumen, afectan los procesos mentales, como, por ejemplo, la cognición o la afectividad. Este término y su equivalente, sustancia psicotrópica, son las expresiones más neutras y descriptivas para referirse a todo el grupo de sustancias, legales e ilegales, de interés para la política en materia de drogas. Se considera psicoactivo a toda sustancia química de origen natural o sintético que al introducirse por cualquier vía (oral, nasal, intramuscular o intravenosa) ejerce un efecto directo sobre el Sistema Nervioso Central (SNC), ocasionando cambios específicos a sus funciones. Estas sustancias son capaces de inhibir el dolor, modificar el estado anímico o alterar las percepciones.
Sustancias legales: Droga que está legalmente disponible mediante prescripción médica o en algunas ocasiones también sin ella, en una determinada jurisdicción.
Sustancias ilegales: Sustancia psicoactiva cuya producción, venta o consumo están prohibidos. En sentido estricto, la droga en sí no es ilegal, lo son su producción, su venta o su consumo en determinadas circunstancias, y en una determinada jurisdicción. El término más exacto “mercado de drogas ilegales” hace referencia a la producción, distribución y venta de cualquier droga o medicamento fuera de los canales legalmente permitidos.
Sustancias legales de uso indebido: Medicamentos psiquiátricos de uso indebido, tales como los ansiolíticos, barbitúricos, benzodiacepinas, somníferos, disolventes orgánicos volátiles inhalables y Ketamina.
Diversos estudios han encontrado una estrecha relación entre la dependencia y el abuso de sustancias psicoactivas y otros problemas psicológicos y psiquiátricos. Esto hace concluir que, al hablar de comorbilidad, las adicciones suelen involucrarse con trastornos de otro orden, es decir, es frecuente que en una persona con problemas de consumo de sustancias no esté presente únicamente el problema de dependencia, sino que se encuentren otros trastornos o enfermedades. Se ha descrito que cerca de un 80 o 90% de los consumidores de drogas han tenido al menos un diagnóstico psiquiátrico o relacionado con una problemática psicológica durante su vida, y un 50% ha tenido más de uno. Entre los trastornos descritos en personas con problemas de consumo de sustancias se incluyen los trastornos de la personalidad en un 75%, trastornos afectivos (depresión, bipolar) en un 50%, trastornos de ansiedad entre 10-20%, esquizofrenia y otros trastornos psicóticos entre 5 -15%. Así mismo, algunos estudios afirman que las personas con diagnóstico de problemas relacionados con el estado de ánimo, ansiedad, y personalidad antisocial, son dos veces más propensos a padecer también un trastorno por consumo de drogas (abuso o dependencia), comparadas con la población general. Al respecto, se ha encontrado una relación entre la dependencia de alcohol con el trastorno de la personalidad antisocial, la depresión y ansiedad. Del mismo modo, el consumo de marihuana se ha asociado a trastornos afectivos, ansiedad, agresividad y esquizofrenia; el uso de cocaína con los trastornos afectivos y el trastorno de la personalidad antisocial; y el consumo de opiáceos con el trastorno de la personalidad antisocial, narcisista y límite.
Principios
de tratamientos eficaces.
El Instituto Nacional Sobre el Abuso de Drogas (National Institute on Drug Abuse, NIDA) publicó un total de catorce principios, derivados de la investigación empírica realizada en los treinta años anteriores, considerados relevantes para el tratamiento efectivo de las drogodependencias. Vistos desde la perspectiva actual, estos principios continúan plenamente vigentes:
• La adicción es una enfermedad compleja pero tratable que afecta el funcionamiento del cerebro y el comportamiento: Las drogas de abuso alteran la estructura y la función del cerebro, lo que ocasiona cambios que persisten mucho tiempo después de haber cesado el consumo de las drogas.
• No hay un solo tratamiento que sea apropiado para todas las personas: Es de suma importancia lograr una combinación adecuada del tipo de ambiente, las intervenciones y los servicios de tratamiento con los problemas y las necesidades particulares de cada individuo.
El Instituto Nacional Sobre el Abuso de Drogas (National Institute on Drug Abuse, NIDA) publicó un total de catorce principios, derivados de la investigación empírica realizada en los treinta años anteriores, considerados relevantes para el tratamiento efectivo de las drogodependencias. Vistos desde la perspectiva actual, estos principios continúan plenamente vigentes:
• La adicción es una enfermedad compleja pero tratable que afecta el funcionamiento del cerebro y el comportamiento: Las drogas de abuso alteran la estructura y la función del cerebro, lo que ocasiona cambios que persisten mucho tiempo después de haber cesado el consumo de las drogas.
• No hay un solo tratamiento que sea apropiado para todas las personas: Es de suma importancia lograr una combinación adecuada del tipo de ambiente, las intervenciones y los servicios de tratamiento con los problemas y las necesidades particulares de cada individuo.
•
El tratamiento debe estar fácilmente disponible en todo momento: Ya que las
personas con problemas de drogadicción pueden tener dudas sobre si comenzar o
no un tratamiento, es muy importante aprovechar los servicios disponibles
cuando ellos indiquen que están listos para recibir tratamiento. Como ocurre
con otras enfermedades crónicas, mientras más pronto se ofrezca el tratamiento
en el proceso de la enfermedad, mayor será la probabilidad de resultados positivos.
• El tratamiento eficaz abarca las necesidades diversas de la persona, no solamente su problema de abuso de drogas: Para que el tratamiento sea eficaz, debe no sólo abordar el problema del abuso de drogas del individuo, sino también cualquier otro problema médico, psicológico, social, vocacional que tenga. Igualmente, es importante que el tratamiento sea apropiado para la edad, sexo, grupo étnico y cultura de cada paciente.
• Para que el tratamiento sea eficaz, es esencial que la persona lo continúe durante un periodo adecuado de tiempo: La duración apropiada del tratamiento depende del tipo y la severidad de los problemas, y de las necesidades de cada persona. Las investigaciones indican que la mayoría de los individuos requieren por lo menos tres meses de tratamiento para reducir de forma significativa o detener el consumo de drogas, pero que los mejores resultados se logran con periodos más largos de tratamiento.
• La recuperación de la drogadicción es un proceso a largo plazo y con frecuencia requiere varios ciclos de tratamiento. Como sucede con otras enfermedades crónicas, puede haber recaídas en el abuso de drogas, lo que indica la necesidad de restablecer o ajustar el tratamiento. Puesto que muchas personas suelen dejar el tratamiento prematuramente, los programas deben incluir estrategias que comprometan y mantengan a los individuos en tratamiento.
• La terapia individual y de grupo, además de otros tipos de terapia de la conducta, son las formas de tratamiento más comunes para el abuso de drogas: Las terapias de la conducta varían según su enfoque y pueden estar orientadas a dirigir la motivación que tiene el individuo para cambiar, brindar incentivos para la abstinencia, desarrollar habilidades para rechazar el uso de la droga, reemplazar actividades donde se consumen drogas por actividades constructivas y gratificantes, mejorar las aptitudes para resolver problemas y propiciar mejores relaciones interpersonales.
• Para muchas personas, los medicamentos constituyen un elemento importante del tratamiento: Especialmente cuando se combinan con la orientación psicológica y otros tipos de terapia de la conducta.
El tratamiento de cada individuo debe ser evaluado continuamente y, de ser necesario, modificado para asegurar que se mantenga a la par con cualquier cambio en su condición. La persona puede requerir distintas combinaciones de servicios y componentes de tratamiento durante el curso de su tratamiento y recuperación. Además de la orientación psicológica o la psicoterapia, el individuo puede necesitar medicamentos, servicios médicos, terapia familiar, rehabilitación vocacional o servicios sociales.
• El tratamiento eficaz abarca las necesidades diversas de la persona, no solamente su problema de abuso de drogas: Para que el tratamiento sea eficaz, debe no sólo abordar el problema del abuso de drogas del individuo, sino también cualquier otro problema médico, psicológico, social, vocacional que tenga. Igualmente, es importante que el tratamiento sea apropiado para la edad, sexo, grupo étnico y cultura de cada paciente.
• Para que el tratamiento sea eficaz, es esencial que la persona lo continúe durante un periodo adecuado de tiempo: La duración apropiada del tratamiento depende del tipo y la severidad de los problemas, y de las necesidades de cada persona. Las investigaciones indican que la mayoría de los individuos requieren por lo menos tres meses de tratamiento para reducir de forma significativa o detener el consumo de drogas, pero que los mejores resultados se logran con periodos más largos de tratamiento.
• La recuperación de la drogadicción es un proceso a largo plazo y con frecuencia requiere varios ciclos de tratamiento. Como sucede con otras enfermedades crónicas, puede haber recaídas en el abuso de drogas, lo que indica la necesidad de restablecer o ajustar el tratamiento. Puesto que muchas personas suelen dejar el tratamiento prematuramente, los programas deben incluir estrategias que comprometan y mantengan a los individuos en tratamiento.
• La terapia individual y de grupo, además de otros tipos de terapia de la conducta, son las formas de tratamiento más comunes para el abuso de drogas: Las terapias de la conducta varían según su enfoque y pueden estar orientadas a dirigir la motivación que tiene el individuo para cambiar, brindar incentivos para la abstinencia, desarrollar habilidades para rechazar el uso de la droga, reemplazar actividades donde se consumen drogas por actividades constructivas y gratificantes, mejorar las aptitudes para resolver problemas y propiciar mejores relaciones interpersonales.
• Para muchas personas, los medicamentos constituyen un elemento importante del tratamiento: Especialmente cuando se combinan con la orientación psicológica y otros tipos de terapia de la conducta.
El tratamiento de cada individuo debe ser evaluado continuamente y, de ser necesario, modificado para asegurar que se mantenga a la par con cualquier cambio en su condición. La persona puede requerir distintas combinaciones de servicios y componentes de tratamiento durante el curso de su tratamiento y recuperación. Además de la orientación psicológica o la psicoterapia, el individuo puede necesitar medicamentos, servicios médicos, terapia familiar, rehabilitación vocacional o servicios sociales.
• Muchas personas con problemas
de drogadicción también tienen otros trastornos mentales: Como el abuso de
drogas y la adicción son ambos trastornos mentales, a menudo se presentan
concurrentemente con otras enfermedades mentales. Aquellas personas que
presentan uno de estos trastornos deben ser evaluados para identificar si
tienen algún otro tipo de trastorno mental.
• La desintoxicación médica es sólo la primera etapa del tratamiento para la adicción y por sí misma hace poco para cambiar el abuso de drogas a largo plazo: Aunque a través de la desintoxicación médica se pueden manejar de forma segura los síntomas físicos agudos de la abstinencia y, en ciertos casos, allanar el camino para un tratamiento de la drogadicción eficaz a largo plazo, la desintoxicación por sí sola rara vez es suficiente para ayudar a la persona a lograr una abstinencia duradera.
• El tratamiento no tiene que ser voluntario para ser eficaz: Las sanciones o los premios provenientes de la familia, el ambiente laboral o el sistema de justicia penal pueden incrementar significativamente el número de pacientes que ingresan a los programas de tratamiento, el índice de permanencia en ellos y el éxito final de las intervenciones de tratamiento para la drogadicción.
• El uso de drogas durante el tratamiento debe ser supervisado constantemente, ya que pueden ocurrir recaídas durante el tratamiento: El hecho de saber que el uso de drogas se vigila puede ser un gran incentivo para las personas y puede ayudarlas a resistir el impulso de consumir drogas.
• Los programas de tratamiento deben incluir exámenes para el VIH/SIDA, la hepatitis B y C, la tuberculosis y otras enfermedades infecciosas: Además de brindar una terapia especialmente dirigida a ayudar a los individuos a modificar o cambiar aquellas conductas que los ponen en riesgo de contraer o transmitir enfermedades infecciosas.
• La desintoxicación médica es sólo la primera etapa del tratamiento para la adicción y por sí misma hace poco para cambiar el abuso de drogas a largo plazo: Aunque a través de la desintoxicación médica se pueden manejar de forma segura los síntomas físicos agudos de la abstinencia y, en ciertos casos, allanar el camino para un tratamiento de la drogadicción eficaz a largo plazo, la desintoxicación por sí sola rara vez es suficiente para ayudar a la persona a lograr una abstinencia duradera.
• El tratamiento no tiene que ser voluntario para ser eficaz: Las sanciones o los premios provenientes de la familia, el ambiente laboral o el sistema de justicia penal pueden incrementar significativamente el número de pacientes que ingresan a los programas de tratamiento, el índice de permanencia en ellos y el éxito final de las intervenciones de tratamiento para la drogadicción.
• El uso de drogas durante el tratamiento debe ser supervisado constantemente, ya que pueden ocurrir recaídas durante el tratamiento: El hecho de saber que el uso de drogas se vigila puede ser un gran incentivo para las personas y puede ayudarlas a resistir el impulso de consumir drogas.
• Los programas de tratamiento deben incluir exámenes para el VIH/SIDA, la hepatitis B y C, la tuberculosis y otras enfermedades infecciosas: Además de brindar una terapia especialmente dirigida a ayudar a los individuos a modificar o cambiar aquellas conductas que los ponen en riesgo de contraer o transmitir enfermedades infecciosas.
Trastornos
mentales concurrentes con el consumo de sustancias psicoactivas. La
drogadicción es una enfermedad que afecta el cerebro, que con frecuencia se
presenta junto con otros trastornos mentales. De hecho, hasta 6 de cada 10
personas con un trastorno de uso de sustancias ilícitas también padecen de otra
enfermedad mental, y los índices son semejantes para los consumidores de drogas
lícitas, es decir, el tabaco y el alcohol. Para estas personas, un problema se
hace más difícil de tratar con éxito ya que está entrecruzado con otro problema
adicional. De este modo, los individuos que entran en tratamiento ya sea por un
trastorno de abuso de sustancias u otro trastorno mental deben ser evaluados
para comprobar la co-ocurrencia del otro problema. Las investigaciones indican
que tratar ambas (o varias) enfermedades simultáneamente de manera integrada
suele ser el mejor enfoque de tratamiento para estas personas. Aunque los
trastornos de la drogadicción suelen ocurrir concurrentemente con otras
enfermedades mentales, esto no quiere decir que una causa la otra, aun cuando
una de ellas aparezca primero. De hecho, puede ser difícil establecer cuál de
las enfermedades vino primero y por qué. Sin embargo, las investigaciones
sugieren las siguientes posibilidades como razones por las que es común que
estas enfermedades se den de manera concurrente:
-El abuso de drogas puede provocar los síntomas de otra enfermedad mental: El hecho de que algunos consumidores de marihuana con vulnerabilidades preexistentes exhiban un mayor riesgo de desarrollar psicosis sugiere esta posibilidad. -Los trastornos mentales pueden conducir al abuso de drogas, posiblemente como una forma de “automedicación”: Por ejemplo, las personas que sufren de ansiedad o depresión pueden depender del alcohol, el tabaco u otras drogas para aliviar temporalmente sus síntomas.
-El abuso de drogas puede provocar los síntomas de otra enfermedad mental: El hecho de que algunos consumidores de marihuana con vulnerabilidades preexistentes exhiban un mayor riesgo de desarrollar psicosis sugiere esta posibilidad. -Los trastornos mentales pueden conducir al abuso de drogas, posiblemente como una forma de “automedicación”: Por ejemplo, las personas que sufren de ansiedad o depresión pueden depender del alcohol, el tabaco u otras drogas para aliviar temporalmente sus síntomas.
Estos
trastornos también pueden ser causados por factores de riesgo compartidos,
tales como:
- La superposición de vulnerabilidades genéticas: Hay factores genéticos que pueden predisponer a una persona a que sea susceptible tanto a la adicción como a otros trastornos mentales o que tenga mayor riesgo para un segundo trastorno una vez que aparezca el primero.
- La superposición de factores desencadenantes en el entorno: El estrés, el trauma (tal como el abuso físico o sexual) y la exposición temprana a las drogas, son factores comunes en el entorno que pueden conducir a la adicción y a otras enfermedades mentales. -La participación de regiones similares del cerebro. Por ejemplo, los sistemas del cerebro que responden a la gratificación y al estrés se ven afectados por las drogas y pueden mostrar anomalías en las personas con ciertos trastornos mentales.
- Los trastornos por consumo de drogas y otras enfermedades mentales son trastornos del desarrollo. Esto significa que a menudo comienzan en la adolescencia o incluso a una edad más temprana, que son los periodos cuando el cerebro experimenta cambios radicales en su desarrollo. La exposición temprana a las drogas también puede cambiar el cerebro de tal manera que el riesgo de sufrir trastornos mentales sea más alto. Además, cuando existen síntomas tempranos de un trastorno mental puede ser una indicación de que exista un mayor riesgo de toxicomanías más adelante.
- La superposición de vulnerabilidades genéticas: Hay factores genéticos que pueden predisponer a una persona a que sea susceptible tanto a la adicción como a otros trastornos mentales o que tenga mayor riesgo para un segundo trastorno una vez que aparezca el primero.
- La superposición de factores desencadenantes en el entorno: El estrés, el trauma (tal como el abuso físico o sexual) y la exposición temprana a las drogas, son factores comunes en el entorno que pueden conducir a la adicción y a otras enfermedades mentales. -La participación de regiones similares del cerebro. Por ejemplo, los sistemas del cerebro que responden a la gratificación y al estrés se ven afectados por las drogas y pueden mostrar anomalías en las personas con ciertos trastornos mentales.
- Los trastornos por consumo de drogas y otras enfermedades mentales son trastornos del desarrollo. Esto significa que a menudo comienzan en la adolescencia o incluso a una edad más temprana, que son los periodos cuando el cerebro experimenta cambios radicales en su desarrollo. La exposición temprana a las drogas también puede cambiar el cerebro de tal manera que el riesgo de sufrir trastornos mentales sea más alto. Además, cuando existen síntomas tempranos de un trastorno mental puede ser una indicación de que exista un mayor riesgo de toxicomanías más adelante.
- Intervención
familiar: los resultados de diversas investigaciones sobre adicciones señalan
que la familia y, particularmente, ciertos aspectos de la dinámica familiar
como la calidad de la relación, la comunicación, la expresión de afectos, los
valores, la satisfacción de necesidades físicas, psicológicas y emocionales,
así como el sentido de unión y pertenencia entre los integrantes de la familia
son factores relevantes a tener en cuenta para intervenir sobre el problema.
Por tanto, es fundamental detectar las consecuencias que puede estar
experimentando la familia, y cómo estas pueden repercutir en el mantenimiento
de la conducta adictiva, dado el proceso de causalidad recíproca y
bidireccionalidad que se da en todos los sistemas familiares. Así pues, en el
abordaje de la intervención familiar que se pretende, es imprescindible conocer
los comportamientos y, las actitudes de los miembros de la unidad familiar, así
como el tipo de relaciones e interacciones que mantienen entre ellos.
Especialmente interesan las actitudes que estos tienen ante las adicciones y
ante el familiar consumidor de sustancias psicoactivas, así como las reacciones
familiares que se están dando desde que el problema ha sido conocido y con
anterioridad a ello. Por ende, no se trata de abordar con los familiares solo
los factores que aumentan o disminuyen el riesgo de consumo de drogas, sino que
se aboga por otorgarle un mayor protagonismo a la familia, independientemente
del proceso rehabilitador, o del momento en que el afectado esté. Habida cuenta
de la dificultad que ello entraña dado que en muchas ocasiones el bienestar de
la familia parece estar exclusivamente determinado con la evolución,
abstinencia o consumo del familiar
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